Yo no puedo retenerte. Duele, arde, quema; pero no puedo ni quiero retenerte ni sujetarte.
El dolor pasa y antes o después me doy cuenta de ello. Igual que tú, es posible que también veas con claridad ahora, ahora que la primavera nos alumbra con su luz y los rostros, los encuentros y las nubes no hacen otra cosa que recitar esta cantinela.
Parece contradictorio pero el compromiso es exactamente este, no intentar cambiarte, no intentar cambiarme, no intentar nada. Intentar solo comprender eso que pasa por aceptar la naturaleza, eso que se necesita para dejarse estar y huir después.
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